ESPELEOLOGÍA
Un reto colmado de sorpresas
La espeleología es conocida en
Colombia como la actividad recreativa de explorar cavernas. Es considerada una
de las aventuras más llamativas e interesantes del mundo del deporte extremo.
Son varias las ciudades nacionales en las que
se practica la espeleología, pero es en las cercanías de San Gil, Santander, en
donde se desarrolla con mayor firmeza y
demanda.
En algunos lugares se conoce como ‘’
espeleísmo’’, ya que el término de espeleología, en su definición, se refiere a
la ciencia que estudia las cavidades subterráneas desde su topografía, geología,
zoología, paleontología. Sin embargo es este último en el que se utiliza más,
debido a que los deportistas en muchas ocasiones son quienes hacen los
descubrimientos y comunican sus hallazgos para que sean estudiados por
especialistas.
El reto del deporte depende del tipo de
cueva, ya que cada una posee características físicas diferentes que varían
desde longitud de las cavidades, el volumen de agua y otras condiciones, como la
presencia de fauna diversa.
Cueva del Indio |
Escalar o arrastrarse es comúnmente
necesario, igualmente que el uso de cuerdas, mosquetones, anclajes y arneses, herramientas
que también se usan en el montañismo. El rápel, torrentismo y la natación son
otras actividades importantes dentro del ejercicio de la espeleología, ya que
en el itinerario de exploración es normal encontrarse ante la posibilidad de
lanzarse al agua desde varios metros de altura.
A lo largo de la historia, las cavernas han
sido exploradas por necesidad, curiosidad o razones místicas. Sólo a partir del
último siglo la actividad se desarrolló como un sofisticado pasatiempo. La modernización
del equipo y la indumentaria cambió bastante la práctica, permitiendo asumir
más riesgos, hasta el punto de ser considerado un deporte extremo.
La cueva del Indio en el municipio de Páramo,
a unos 20 minutos de San Gil, es una de las más visitadas en el país y forma
parte de la mayoría de paquetes de turismo extremo que se ofrecen en la región.
La entrada puede darse caminando, a través de un vertiginoso cruce en tarabita
(una especie de rústico teleférico) o por medio de una polea en un cable
directo. Sus cavidades rocosas y llenas de estalactitas, sus abismos colmados
de agua, la misteriosa y oscura atmósfera, y el suspenso que provoca la
presencia de murciélagos, abren el espacio a una aventura sin límites que lleva
realizándose de forma recreativa en el país desde hace ya más de siete años. El
recorrido es de aproximadamente 1,5 kilómetros, comúnmente tarda un par de
horas y tiene un costo promedio de 30.000 pesos- con equipo incluido- por
persona, según la empresa con la que se haga el contrato.
El interior de una caverna conlleva un misterio sin límites |
Otras cuevas concurridas en la región son La
Antigua en la vía a Barichara, las del Yeso y la Vaca en el municipio de Curití
(a solo diez minutos de San Gil) y Doña Pola, en Villanueva.
La espeleología en general se practica en
varias zonas del país, entre las que se destacan Villa de Leyva, en el
departamento de Boyacá, y Suesca, en Cundinamarca, dejando por sentado que es
una actividad que día a día cobra más y más adeptos que buscan explorar las
maravillas y misterios de la naturaleza colombiana.