domingo, 25 de marzo de 2012


ESPELEOLOGÍA
Un reto colmado de sorpresas

La espeleología es conocida en Colombia como la actividad recreativa de explorar cavernas. Es considerada una de las aventuras más llamativas e interesantes del mundo del deporte extremo.

Son varias las ciudades nacionales en las que se practica la espeleología, pero es en las cercanías de San Gil, Santander, en donde se desarrolla con mayor firmeza  y demanda.

En algunos lugares se conoce como ‘’ espeleísmo’’, ya que el término de espeleología, en su definición, se refiere a la ciencia que estudia las cavidades subterráneas desde su topografía, geología, zoología, paleontología. Sin embargo es este último en el que se utiliza más, debido a que los deportistas en muchas ocasiones son quienes hacen los descubrimientos y comunican sus hallazgos para que sean estudiados por especialistas.

El reto del deporte depende del tipo de cueva, ya que cada una posee características físicas diferentes que varían desde longitud de las cavidades, el volumen de agua y otras condiciones, como la presencia de fauna diversa.
Cueva del Indio

Escalar o arrastrarse es comúnmente necesario, igualmente que el uso de cuerdas, mosquetones, anclajes y arneses, herramientas que también se usan en el montañismo. El rápel, torrentismo y la natación son otras actividades importantes dentro del ejercicio de la espeleología, ya que en el itinerario de exploración es normal encontrarse ante la posibilidad de lanzarse al agua desde varios metros de altura.

A lo largo de la historia, las cavernas han sido exploradas por necesidad, curiosidad o razones místicas. Sólo a partir del último siglo la actividad se desarrolló como un sofisticado pasatiempo. La modernización del equipo y la indumentaria cambió bastante la práctica, permitiendo asumir más riesgos, hasta el punto de ser considerado un deporte extremo.

La cueva del Indio en el municipio de Páramo, a unos 20 minutos de San Gil, es una de las más visitadas en el país y forma parte de la mayoría de paquetes de turismo extremo que se ofrecen en la región. La entrada puede darse caminando, a través de un vertiginoso cruce en tarabita (una especie de rústico teleférico) o por medio de una polea en un cable directo. Sus cavidades rocosas y llenas de estalactitas, sus abismos colmados de agua, la misteriosa y oscura atmósfera, y el suspenso que provoca la presencia de murciélagos, abren el espacio a una aventura sin límites que lleva realizándose de forma recreativa en el país desde hace ya más de siete años. El recorrido es de aproximadamente 1,5 kilómetros, comúnmente tarda un par de horas y tiene un costo promedio de 30.000 pesos- con equipo incluido- por persona, según la empresa con la que se haga el contrato.
El interior de una caverna conlleva un misterio sin límites

Otras cuevas concurridas en la región son La Antigua en la vía a Barichara, las del Yeso y la Vaca en el municipio de Curití (a solo diez minutos de San Gil) y Doña Pola, en Villanueva.
La espeleología en general se practica en varias zonas del país, entre las que se destacan Villa de Leyva, en el departamento de Boyacá, y Suesca, en Cundinamarca, dejando por sentado que es una actividad que día a día cobra más y más adeptos que buscan explorar las maravillas y misterios de la naturaleza colombiana.

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